ESCRIBE: Heyssen Brito Aguirre.
Hoy en día, los prósperos consumidores de los países desarrollados( Europa, EEUU) pagan varios dólares por una taza de "café " en una de sus cafeterías locales , mientras que millones de cafetaleros pobres en el Perú y en los países del Tercer Mundo se esfuerzan para al menos sobrevivir debido a que la producción del café se ve cada vez más trastornada por los efectos del cambio climático como la extensión de plagas y enfermedades, temperaturas más altas, lluvias irregulares o periodos de sequía, todo esto permite reducir la calidad del producto y por ende una baja en los precios del café.
En algunas zonas de cultivo se volverán probablemente cada vez menos fértiles o totalmente inutilizables para el cultivo del café, poniendo en riesgo enormemente el sustento de los pequeños productores; personas que tienen poca responsabilidad por las causas del cambio climático pero son los más vulnerables a sus consecuencias y están menos preparados para afrontarlo.
En el año 2011 los precios mundiales del café marcaron su nivel más alto en 32 años, pero los caficultores vieron poco crecimiento de sus ingresos reales. Los comerciantes, procesadores, exportadores, y recaudadores de impuestos gubernamentales recogen cada uno su parte antes de que los productores reciban su pago, hoy en día los precios volátiles llevan a la inestabilidad económica para los caficultores, los precios mundiales del café se fijan en las bolsas de materias primas de Nueva York y Londres, los precios del café fluctúan de manera significativa, bajando a menudo por debajo del coste de producción, esto hace difícil para los caficultores predecir ingresos, elaborar presupuestos para gastos del cultivo, y mantener a sus familias.
La producción del café y los precios son muy sensibles a las condiciones climatológicas; un tiempo favorable lleva a una producción alta, lo cual, combinado con una demanda baja, empuja los precios a la baja; al contrario, un tiempo desfavorable, una producción baja y una demanda alta empujan los precios a la alza. Especuladores fondos de accionistas que apuestan sobre los movimientos del precio aumentan la volatilidad de los precios.
Ahora las empresas u organizaciones exigen a los caficultores sacar café de calidad, pero el precio que pagan por esto no es el compensatorio, el comercio desregulado, muy a menudo provee lujos para una minoría a expensas de penas para la mayoría. Mientras tanto, las grandes y pequeñas compañías multinacionales exportadoras de café, "se ríen mientras caminan al banco” el pobre caficultor hace lo posible por sobrevivir, esto visto como una contundente injusticia y explotación.
La mayor parte del dinero del café se mueve en los países consumidores por el proceso de tostado, mezclado y empaquetado, los productores suelen recibir menos del 60 por ciento del precio de venta de un paquete de café tostado y molido, si en el Perú un kilo de café verde de excelente calidad cuesta 3 dólares; un kilo de café tostado empacado en un supermercado en Estados Unidos se vende a 22 dólares el kilo.
Por todo lo antes mencionado los caficultores están en la última cadena de valor del café, muchos productores recogen sus cosechas de café y lo venden enseguida a precios muy bajos por deudas que tiene pendientes a comerciantes locales, mayormente son personas intermediarios de empresas comercializadoras de café, en el mejor de los casos, los caficultores que están organizados venden su café pergamino a sus cooperativas en la cual obtienen un precio mucho mayor.
Las comunidades cafetaleras necesitan desarrollo urgente, la mayoría de parcelas de café están localizadas en zonas rurales remotas con un acceso insuficiente al agua potable, educación, salud y electricidad, los caficultores suelen sobrevivir con menos de 10 soles al día. Para poder hacerlo, complementan sus ingresos del café con otros cultivos comerciales como productos de pan llevar, crianza de animales menores, entre otros; Se enfrentan al alza de precios de los víveres o comestibles, el transporte, pagos escolares, etc.
¿Qué hacer para corregir esta inequidad?, desarrollar un comercio más justo en la producción del café, ¡hay medidas constructivas que pueden ayudar a aliviar el sufrimiento de los cafetaleros!
Desde hace muchos años en el Perú existen organizaciones que posee el Sello de Certificación de Comercio Justo, los miembros que pertenecen a estas organizaciones buscan mejorar su producción de café, pasándose al cultivo orgánico y por ende mejorar sus condiciones de vida, Pero son muy pocos las retribuciones y no es lo suficiente para su desarrollo económico social, las empresas u organizaciones cafeteras están arriesgando el futuro de sus negocios por no apoyar suficientemente a los productores en su cadena de suministro, es importante que estas organizaciones y empresas desarrollen estrategias y actividades para ayudar a sus miembros a mejorar su calidad de vida y de su producción de café, construyendo infraestructura cafetalera, brindar capital para reducir la necesidad de préstamos caros, desarrollar proyectos sostenibles como la reforestación, desarrollo de proyectos agroturisticos , construcción de centros de salud, desarrollo de escuelas técnicas para caficultores, entre otras.
Se debe empezar a lograr alianzas estratégicas con empresarios, supermercados, autoridades de los ministerios de agricultura y producción, así como gobiernos locales, entre otros, al fin de lograr alianzas valiosas para crear un mercado nacional de comercio justo para los peruanos. El estado debe realizar campañas de promoción de consumo interno de este producto, ya que la mayoría en su totalidad se dirige al mercado internacional. "Hay que buscar estrategias para garantizar el consumo nacional", y es que en la actualidad, el consumo per cápita de café es de poco más de 500 gramos por persona en el Perú, cuando en otros países, como Brasil, esta cifra supera los cinco kilos por persona.
El sistema de Comercio Justo es una opción de cambio, es un movimiento alternativo de cooperación entre pequeños productores organizados y consumidores solidarios. En este modelo, los compradores aceptan pagar precios justos a los pequeños productores y están seguros que ese plus de dinero llegará directamente a sus manos. A su vez, los productores se comprometen a trabajar bajo principios de igualdad social, de género, de equilibrio ambiental y respeto a la biodiversidad.
Revista Agroecotur de lo mejor
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